martes, mayo 31, 2005

Sede en Ourense



     La novela de Uxia Casal no se titula "Seca en Ourense",  aunque  la sede del título no tiene nada de santa, pues se sacia con cerveza por arrobas y de calidad exquisita.
Yo me he reido lo mío con esta historia  divertida, sencilla sólo en apariencia, llena de pequeñas sorpresas --final inesperado incluido --, personajes con entrañas y diálogos  preñados de lúpulo y cebada.  Orentino, Casimiro, Auroriña, Lalo y hasta la suegra (meigallo  mediante)  son gente con la que uno compartiría de grado una cerveza (aun no siendo Grimbergen). Mi gallego es precario incluso para esta habla  urbana ( y cachonda, como se ve en los t´tiulos de los capítulos), y me pregunto si nadie se animaría a traducirla al castellano.

    Para mi, que cada día aprecio más una buena carcajada, han sido ratos de disfrute. Y como cada día aprecio más a su autora, también es motivo de gozo poder decírselo en público.

  
(Pero no vayan a creer que eso me tuerce el juicio. Bueno, no mucho).

viernes, mayo 20, 2005

Terapia



Había leido antes a Dorfman en prensa, pero no conocía sus novelas. Después de leer ésta, la curiosidad persiste, aunque aún no sabría decir si me convenció. La historia, desde luego, es sorprendente (en su planteamiento, personajes y desarrollo), con elementos de suspense que obligan a seguir leyendo: hasta ahí todo positivo. Pero finalmente no sabría decir si las peripecias de Graham Blake para averiguar si era un hombre --en el buen sentido de la palabra-- bueno, arriban a buen puerto.



jueves, mayo 05, 2005

Un día en la vida de Ivan Denisovitch



Alexandr Solzhenitsyn narra un día cualquiera --hambre, trabajo y frío siberiano-- en la vida de uno de los presos de los campos de Stalin hacia 1953. Sujov cometió el delito de caer prisionero de los alemanes, y desde entonces su vida se limita a un sinfín de pequeñas batallas destinadas a lograr un poco más de comida, mitigar el frio, hurtar el bulto a los castigos y trabajar lo mínimo. El despliegue de ingenio y de voluntad necesario para esa supervivencia lo cuenta Solzhenitsyn con contundencia y detalle propias de quien sabe de lo que habla.
Se pregunta uno cómo este libro imprescindible, que he leído en una edición de Caralt de 1964, no cuenta con una edición viva en nuestras librerías.



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