lunes, febrero 20, 2006

Ampliación del campo de batalla



Tengo la mala costumbre de saciar mi curiosidad sobre algún escritor de moda leyendo una novela que tenga ya algunos años. Eso es lo que hice con Michel Houellebecq. El libro, una escueta historia de ecos existenciales en los entornos de la gran empresa contemporánea, no me pareció gran cosa, aunque se lee bien (no es muy larga), y el desasosiego que claramente busca producir acaba quedándose en la epidermis. Muy lejos del Amis que leí antes, donde el escalofrío sigue a la carcajada, aquí todo queda en un temblorcillo afanosamente buscado.
No creo que lo siga frecuentando.



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