jueves, octubre 19, 2006

La lista del verano

Por si saco un rato para comentarla:

Pájaros de América, de Lorrie Moore
El intérprete de emociones, de Jhumpa Lahiri
El movimiento del caballo,de Andrea Camilleri
El paraíso de las damas, de Emile Zola
La casa de las bellas durmientes, de Yasunari Kawabata
Muerte en un país extraño, de Donna León
Zumalacárregui, de Benito Pérez Galdós
David Copperfield, de Charles Dickens
Middlesex, de Jeffrey Eugenides


Y después


Las aventuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa
La malamemoria, de Isaac Rosa
El inocente, de Ian McEwan

Como se ve, el ritmo baja un montón.
Ahora estoy a ver si liquido un par de flecos.







jueves, julio 13, 2006

Frío de vivir


      Definitivamente, esto de los blogos ha mejorado mucho la calidad y variedad de mis lecturas. Aunque sigo fiándome de mi olfato, de mis filias y fobias y de las recomendaciones en vivo de unos pocos amigos, hay un puñado de gente que escribe por ahí (Peke, sin ir más lejos), a las que leo con cuidado cuando hablan de libros.
    A veces, sin embargo, las pistas son falsas: alguien recomendó los cuentos de este Carlos Castán, que resultaron ser pesados, sombríos, trabajados a cincel y sinceramente repetitivos. Antes de hacerme con él, leí un cuento a prueba, que quizá por ser el más corto no me pareció mal. Pero el resto...Todo  así:
   "Si no somos lo bastante ilusos como para fantasear con la idea de futuro hemos de reconocer que la vida va siendo el regusto que deja la vida, o en todos caso ese tránsito implacable que sufren los recuerdos de dulces chocolatinas a montones de ceniza en el fondo del alma".

   Seguro que para tomar cubatas el Castán éste es la alegría de la huerta. Pero, escribiendo, un puto cenizo.

domingo, julio 09, 2006

Historias de hombres casados


Buscando relatos Osvaldo Soriano, o en su defecto una antología de cuentos argentinos de fútbol, me vi metido en una sección que no suelo frecuentar, y allí me saltó a las manos este libro de Marcelo Birmajer. Me intrigó el título y me acabó de animar una frase de la contraportada: "Por qué es más fácil casarse con la persona exactamente incompatible que encontrar la pareja ideal?". Ya sé que la frase está ahí para eso, pero en mi caso funcionó. Sólo después descubrí que era el coautor de un guión que me gustó mucho: El abrazo partido.
    Los cuentos me parecieron buenos, a la manera de lo que se estila ahora: retazos de vida cotidiana, buen oido para los diálogos y ojo para la microfísica de la vida urbana de clase media. Sin grandes diferencias a ambos lados del charco. Con todo, sólo algunos,  minados por la desesperanza y la magia, son realmente estremecedores: apunten "El conserje " y "Desea realizar otra transacción".
   Y una frase más: "Qué poder tienen sobre nosotros las personas que nos aman sin que les correspondamos".



sábado, junio 17, 2006

El perro de terracota


El azar, contra lo que suele creerse, tiene sus reglas, lo que pasa es que no siempre se aplican. En este caso, saqué de la bolsa de los libros que me había prestado S. otra novela del Montalbano de Andrea Camilleri que resultó --miren por donde-- la segunda de la serie. Y aquí ya se nota un salto importante de calidad : más gruesa, más densa, de personajes más sólidos y una trama de vaivenes más complejos, personajes más hechos y todo ello sin perder la gracia, la agilidad y la capacidad de sorprender que tenía la primera. Así como algunos niños (y algunos vinos, dicen los entendidos) envejecen para ser fotocopias de si mismos, otros crecen y maduran sorprendiéndonos con una combinación imprevista de los ingredientes que intervinieron en su crianza.
Lo que más me gustó, la reivindicación de la pérdida de tiempo (para qué resolver un crimen que ya ha prescrito) y de las obsesiones personales. Al comportarse así, a costa de enfadar a quienes más quiere, Montalbano se convierte en un personaje más imperfecto pero, por eso mismo, más admirable.
Lo que menos...que se acabara tan pronto.

jueves, mayo 25, 2006

La forma del agua


Un viejo y querido amigo (y el adjetivo viejo califica a la amistad, no a la persona) llevaba tiempo recomendándome las novelas de Andrea Camilleri y su Montalbano. Me ha prestado tres, y ésta es la primera que enganché, que resultó sere la primera de la serie. Y como me gusta desquitarme del mono de un atasco engullendo dos o tres libros seguidos, me zampé en dos sentadas esta Forma del agua, montada con diálogos picados, escenas que son casi secuencias (se ve que Camilleri ha enseñado teatro y cine), personajes no siempre densos pero siempre con sabor,  pinceladas de tipismo siciliano, homenajes a Vázquez Montalbán y brindis gastronómicos, un fino sentido del humor y un ritmo endiablado.

   Vamos, que no es Adios, muñeca, pero  lo pasa uno tan ricamente.

domingo, mayo 21, 2006

Pandora en el Congo

   Soy un desastre. He estado atascado casi tres meses --es verdad que entre medias he metido alguna cosa, pero breve y medio de trabajo, u otras que no he terminado aún-- intentando terminar  el Viaje al fin de la noche de Celine, y al final he tirado la toalla --cosa  rara--  pasada la página trescientas. El caso es que no estaba mal, pero no para leer a cachitos, que es como estoy leyendo últimamente.

     En cambio, la segunda novela de López Piñol es bastante menos densa,  de lectura muy ágil, una trama  con algunos pliegues (más que la lineal La piel fría) y con una buena historia detrás, casi más de tebeo que de novela  con mayúsculas, aunque ya sé que esto cabreará a los lectores de tebeos y a los admiradores del Piñol.  Ya digo, buen entretenimiento, sin alharacas: sigue pareciéndome que el tipo tiene un castellano sólo regular (la traducción no es suya, pero imagino que la habrá revisado), y sospecho que parte de su éxito se basa en que probablemente no salen tantos buenos novelistas en catalán.

    Para pasar el rato, creo yo:  me parece que aún no ha decidido si quiere escribir best-sellers o novelas de verdad.
   Ahora bien: lo que es preciosa es la edición: buen papel, buena tipografía y unos iconitos que seguro que tienen un nombre pero no sé cuál es ni cómo buscarlo en google, que adornan la entrada de cada capítulo y los encabezamientos de cada página.


miércoles, marzo 01, 2006

El talento de Mr. Ripley


Para mi vergüenza, no había leido nada de Patricia Highsmith, aunque me han gustado mucho sus historias trasladadas al cine, así que pensé que el hartón de amargura que llevaba encima ya empezaba a pedir una lectura más ligera. Y nuevamente me equivoqué: este Ripley ya clásico (en edición de kiosko) se lee de corrido, con pasión, nos contagia el temor a ser descubiertos y caernos --junto con Ripley y sus cadáveres-- con todo el equipo, pero desde luego no nos reconcilia con la buena vida que supuestamente llevan sus personajes ni con el buen salvaje que supuestamente llevamos las personas dentro.
Y no sé cómo cojones se las arregla, pero acaba logrando una identificación tal con el miserable de Tom Ripley que uno recibe el final --amargo y sabio en su retrato de la estupidez humana, no específicamente la policial-- casi con alborozo.





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